Esta iniciativa nace de la necesidad de transformar la ansiedad y el estrés padecido por la parte creativa atrapada en el el interior de Andrea a través de sus manos.
De un café en compañía de otra mamá en situación similar y un kit de velas cuya única primaria intención era abstraerse de la situación terrenal surgió Aponvica.
«Realmente, es la fusión de los nombres de las fundadoras originales, aunque sea yo quien esté detrás de esta empresa» -nos confiesa Andrea- «Me recuerda a la palabra botica»
De las danzas de los dedos de Andrea surgen pequeñas siluetas de cera que este Diciembre toman la forma de copos de nieve, árboles, galletas de jengibre, soldados cascanueces, renos.
Las velas de Aponvica no sólo aportan luz ambiental o decoran una mesa o una estancia, sino que buscan transmitir sensaciones. Cada gota de cera que se va derritiendo es una de esas galletas horneadas por la abuela en Navidad.
Cada vela, con su aroma, desbloquea un recuerdo para cada persona aunque se trate de la misma vela.
La vela es una metáfora en sí misma. Es como el ave fénix que se destruye, se funde, para renacer. Es una mariposa que se desarrolla, muta y se transforma.
Durante el proceso se aplica fuego a la cera que pasa de un estado sólido a líquido. Andrea realiza este proceso fundiendo la cera al baño maría de manera lenta para evitar que se queme y que el producto final acoja el aroma y que este se mantenga por mucho más tiempo en el ambiente. En esta fase se agrega el aroma, la pigmentación y una parte de corazón y alma. La mezcla se introduce en el soporte (vaso, molde) donde ya se ha colocado la mecha y se deja enfriar.
Aunque es un proceso más laborioso, Andrea espera a que la vela se torne blanquecina pero no se encuentre compacta, momento que aprovecha para adjuntar la decoración, evitando tener que recalentar la vela para adherir los complementos.
«Las velas decorativas no dejan de ser decorativas pero aún así, siempre ofrezco la posibilidad de adherir un poco de aroma para que no sea un elemento decorativo más en tu hogar, si no que transmita».
Realizadas con cera de origen vegetal (de colza o de soja, todas ellas ecológicas) encierran aromas característicos de la temporada navideña tales como polvorón, ambiente navideño, galleta de jengibre o champán y fresas u olores atemporales como bergamota, azahar, rosas, flor de algodón, lavanda, sándalo o palo santo (entre otros).
«Cada pedido es especial y único además de personalizado», nos comenta Andrea, fundadora de Aponvica. «A veces me dejo llevar por sensaciones, si es un regalo me gusta preguntar algo sobre la persona e intento que tanto el aroma como la decoración hagan sentir especial a esa persona. Creo que cualquier persona que trabaje desde la creatividad nunca hará una creación desde la frialdad, si no desde el corazón. Dejando siempre huella y una historia detrás que siempre impregnara a quién lo reciba de esa energía, de ese cariño y de esa paz».
En su catálogo podemos encontrar velas decorativas, aromáticas que puedes adquirir de manera individual o con recipientes como tarros de colores que podrás aprovechar una vez la vela se haya consumido o realizados con resina jesmonite (resina ecológica proveniente del yeso); kits para hacer velas de manera artesanal, bombones para el interior de los armarios.
Regalar una de estas velas significa conocer a la persona a quien se envía, transportándola a un bello recuerdo o simplemente ayudándola a relajarse. Se trata de un objeto totalmente personalizable al que se puede añadir un mensaje. El paquete incluye instrucciones para que dure por más tiempo y el significado de cada candela, con un texto explicativo sobre las propiedades de sus componentes.
Aunque su web se encuentra actualmente en construcción podéis solicitar en sus redes sociales (@aponvica) vía mensaje privado para obtener el catálogo y hacer pedidos.