No es la primera vez que se humilla a la H, que se hace leña contra esa letra aparentemente inservible. La hache de Carmen Hache no suena muda, retumba con fuerza, personalidad y tronío.
Licenciada en pedagogía, Carmen alterna su vocación de enseñanza con su pasión, la fotografía, a través de sesiones particulares (principalmente para mujeres), proyectos con músicos y artistas, sesiones familiares, fotografía de producto; e imparte formación sobre fotografía de retrato, creatividad e inspiración. Especialmente, a través de un curso creado a estos efectos de edición, en el que imparte tanto clases tanto privadas como grupales.
«Hace ya 10 años mi vida dio un giro radical. Llevaba ya un tiempo realizando sesiones fotográficas y colaborando con talleres en estudios de amigos fotógrafos, pero algo en mí pedía un cambio mayor».
Dejó su trabajo, a pesar de las responsabilidades, de los miedos y los vértigos propios de abandonar la rutina y la certeza; de lanzarse al vacío.
«Fue entonces cuando decidí dar el paso. Dejé mi trabajo, a pesar de estar divorciada y con un hijo pequeño. Supe que ese era mi momento. Al principio, solo pensaba en dedicarme a las sesiones fotográficas, pero pronto surgió de manera natural la necesidad de enseñar, de compartir mi aprendizaje».
«Y lo volvería a hacer», reitera, volviendo mentalmente la vista atrás, agradecida por todo lo que ha obtenido producto de su talento, valentía y trabajo pero también de los alumnos que se aúnan en sus aulas -presenciales en los talleres y virtuales en sus cursos-.
El estilo de Carmen Hache es característico y personal, fotografías reconocibles por aunar en cada imagen un conjunto de conceptos que hilados tienen de fondo una historia.
«mi fotografía busca transmitir y contar, más allá de simplemente mostrar».
Como fotógrafa no busca sólo retratar a la persona que se coloca delante del objetivo. Muchos de sus clientes no saben posar o no tienen claro que quieren reflejar por lo que parte de su trabajo consiste en ayudar a la modelo de la sesión a descubrirlo.
Con esta filosofía realiza las que denomina «sesiones musa», diseñadas especialmente para mujeres. En ellas, intenta capturar la esencia de cada mujer, «algo que a menudo no ven en sí mismas» en palabras de la propia Carmen. «Es común que lleguen con inseguridades, dudando de su imagen y disculpándose antes de empezar, diciendo que no van a salir bien. Para mí, el trabajo empieza desde ese primer contacto, creando un clima de confianza y cercanía».
En estas sesiones se toma su tiempo: hablar, conocerse mientras degustar un café y compartir. «Antes de disparar una sola foto, hay un proceso de conexión. No quiero ser un fotomatón».
Carmen Hache tiene otra afición oculta (más bien, tímida) que se deja entrever en sus fotografías: la escritura, que lleva ejecutando desde muy pequeña.
«Era una cría cuando me sentaba al lado de mi abuelo mientras él escribía máquina con dos dedos, y yo escribía a su lado, porque quería ser como él. Desde muy pequeña escribo por el placer de hacerlo y eso me parece maravilloso y no quiero perderlo».
Ha participado en varios proyectos literarios como la Antología de Mujeres Leídas consistente en escribir un libro en una mañana. Según nos cuenta «Lo más especial fue estar durante el proceso de creación de este libro, colándome entre las mujeres que escribían y creaban y capturando los momentos con mi cámara. Fue un juego el tener que improvisar un escenario para que pasaran todas por la cámara o crear una escena para la que sería la portada. Además de mis fotos uno de los textos que forman parte de la antología lo he escrito yo así que doblemente orgullosa y feliz.»
También ha colaborado en la confección de el prólogo de la secuela de El club de las Cartas Amarillas, de nuestra COO Patricia P. Picatoste.
«Ha sido un regalo. Además, la forma en la que está creado, a dos voces y junto a otra escritora amiga y a quien admiro, Andrea Mateos lo hace más especial aún. Es un libro escrito con el corazón, que conecta profundamente con su autora y que inspira a quienes lo leen».
En sus ratos libres, sigue desarrollando su faceta literaria. «Ojalá 2025 sea el año en que vea publicado mi primer libro, un sueño que cada vez está más cerca», nos confiesa.
Esta faceta se palpa en la filosofía de sus cursos online, que nacieron de la carencia de tiempo suficiente en los talleres presenciales para abordar temas esenciales en relación a la fotografía.
«La fotografía es mucho más que pulsar un botón: hay todo un proceso creativo antes y durante la sesión».
El primero de ellos, al que tituló Encuentra tu estilo fotográfico (2019) tuvo muy buena acogida. Su contenido mostraba el proceso creativo completo desde la idea inicial hasta la realización de la sesión: las fases previas de inspiración y documentación; preparación de localizaciones, estilismos y equipo necesario para la sesión.
En su desarrollo, fueron muchos los alumnos que le hicieron partícipes de que la principal dificultad eran las ideas.
«Así nació La llave de Alicia, un curso creativo inspirado en Alicia en el país de las maravillas. Este libro ha sido clave en mi vida, tanto que tengo tatuajes que hacen referencia a él. En Alicia todo es posible, no hay normas, y creo que eso es lo que más necesitamos para fomentar la creatividad: atrevernos a jugar y explorar sin miedo».
La escena de la merienda es la inspiración para el desarrollo del curso que se desglosa en retos semanales diseñados para estimular la creatividad y enfrentarse al miedo del folio en blanco el cual se relaciona de forma errónea solamente con la escritura.
Todos los cursos cuentan con acompañamiento de la mentora, desde su inicio hasta su final, fechas perfectamente definidas, «para que no se queden olvidados en un rincón digital. Discurren por medio de retos que provocan tu creatividad y te dan herramientas para usar en tu proceso creativo, sea el que sea», explica la fotógrafa.
Los trabajos, que pueden realizarse con cámara o con el móvil, son compartidos con el resto de la clase para inspirar, ser puntuados y corregidos; con el objetivo de que quien realice el curso comparta sus dudas pero también que se sienta orgulloso de sus creaciones o aprender de sus errores.
Para aquellos a los que leyendo este artículo les invada el pensamiento de que carecen de tiempo, Carmen contesta: «El tiempo es un recurso que tenemos, pero muchas veces no nos lo dedicamos.
Cuidarnos y regalarnos tiempo debería ser una prioridad. Mis cursos están diseñados precisamente para adaptarse a cualquier rutina. (…) Siempre recomiendo crear un ritual para leer las lecciones: prepara un café, un té o una copa de vino, busca un rincón cómodo y haz de ese momento un regalo para ti. Los retos que propongo son sencillos y se pueden realizar incluso con el móvil. No necesitas horas al día; basta con pequeños momentos en los que observes, crees y conectes».
Además de para nosotros mismos, los cursos de Carmen Hache son una buena alternativa para regalar en fechas señaladas: «Regalar formación es regalar tiempo, aprendizaje y experiencias. Es un detalle especial que demuestra interés por la persona a quien se lo regalas. Mis cursos, además, no solo potencian la creatividad, sino que ayudan a desconectar de la rutina y a descubrir nuevas maneras de mirar el mundo.»
En la actualidad se encuentra en pleno lanzamiento de una nueva versión de este curso online El jardín de Alicia, que comenzará el 13 de enero y que ya está a la venta con un descuento del 20% por lanzamiento (oferta límite hasta el 22 de Diciembre).
Si te animas por regalar o regalarte tiempo y eres una persona inquieta y con ganas de crear, este es tu curso.