Flor de Plata nace de la voluntad de explorar lo post-humano desde un punto de vista estético, de situarnos en un contexto que parece lejano pero que, en su frialdad, refleja ciertas dimensiones de nuestra actualidad. Es un proyecto editorial que se despliega dentro de una distopía: un paisaje visual despojado de referencias claras, un entorno plano, casi ausente, que a pesar de su aparente vacío, comienza a insinuar algo nuevo. 

Un escenario distópico como marco editorial

La figura central, un personaje solitario, se impone como única presencia tangible en medio de este no-lugar. Su cuerpo es territorio de intervención, superficie de código: estilismo, maquillaje, peluquería… cada capa estética es una pista sutil de que este entorno, aunque desolador, está mutando. A través de una dirección de arte delicada pero firme, el personaje encarna la posibilidad de transformación, la existencia de belleza incluso en el frío. 

Esta sesión fotográfica sirve también como laboratorio visual para experimentar con producto. Las joyas —anillos de La Manso— no se presentan como meros accesorios, sino como dispositivos simbólicos que condensan el cruce entre materia orgánica y manufactura digital. En este universo distópico, las piezas resplandecen con una artificialidad que no desentona, sino que acentúa el carácter híbrido del escenario. 

La gama cromática es contenida, dominada por azules fríos que evocan aislamiento, distancia, y un blanco que aparece en momentos clave, como si fuera la interrupción de un código. El negro, cuando surge, opera como un eco del vacío. Este esquema limitado permite que la atención se desplace a las texturas: la piel casi metálica, los brillos de las joyas, los fondos lisos que acentúan cada elemento compositivo. La imagen se convierte así en una superficie de contraste entre lo liso y lo rugoso, lo corporal y lo sintético. 

Dirección de arte como medio de transformación

La estética de Flor de Plata refleja un mundo que ya ha cruzado ese umbral: Una distopía silenciosa donde aún hay espacio para la contemplación. 

Aquí, lo distópico no es sinónimo de caos, sino de serenidad extraña. No hay ruido, hay eco. No hay paisaje, hay atmósfera. Lo que se representa no es tanto una narrativa, sino una sensación: la de habitar un mundo donde todo ha cambiado pero el cuerpo sigue buscando formas de ser, de expresarse, de resistir. 

Flor de Plata es ese instante detenido en el que el tiempo parece suspenderse. La moda, el retrato, el producto, se convierten en excusas para hablar de lo esencial: la supervivencia del gesto estético incluso en los paisajes más inhóspitos. Un anillo, una mirada, una textura: señales de vida en un entorno que ya no es el nuestro, pero que, por algún motivo, aún reconocemos. 

Créditos

Dirección Creativa: Nexia Studio ( @nexia.studio) & Lucia Lanas ( @laluulm
Dirección y Producción: Nexia Studio ( @nexia.studio) 
Fotografía y Edición: Nexia Studio ( @nexia.studio) 
Modelo: Lucia Lanas ( @laluulm ) 
Maquillaje y Peluquería: Júlia Ramos ( @withlovejjuls

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