Se dice que hay ciertas coincidencias inexplicables que te desvelan circunstancias de tus vidas pasadas. Entre ellas, obsesionarse con una etapa de la historia en concreto (en mi caso es la época de los egipcios y el período de la regencia) así como tener empatía con ciertas personas que no conocías.
Eso es lo que me ocurrió al conocer a Andrea Mateos (@prepyus) a la que me unieron las letras antes que nuestros gustos y deleites. Por ello, siempre decimos que somos amigas de cottage, porque hay tantas casualidades (¿existen?) inexplicables entre nosotras que tuvimos que ser amigas en una vida anterior en la que existían los polisones, el té con pastas y los grupos incipientes de lectura y creación de mujeres.
Ella fue esa persona que me animó a mostrar más allá de mi círculo íntimo mi escritura.
Por ello, cuando me extendió la invitación al evento de literatas celebrado el pasado día 25, me dio mucha lástima no poder asistir. Pero, he asistido en espíritu y virtualmente para descubriros este evento celebrado entre otros muchos para celebrar el primer año de vida de las @lasasilvestradas.
Para quien no conozca este proyecto, se trata de una asociación feminista entre cuyos objetivos principales se encuentra promover la literatura de calidad, dar voz a escritoras especialmente aquellas que están tratando de iniciar su camino en las letras «y tejer sinergias» entre ellas (me ha encantado esto por eso lo pongo literalmente).
Los encuentros de literatas nacieron precisamente como espacios creativos que conectan mujeres a través de las letras. Un hilo transparente –en palabras del libro de Escritoras– y yo me atrevo a añadir: y tinta.
The social hub, sito en Cuesta de San Vicente número 28, acogió este pasado jueves el evento cuya programación incluyó cafés, conferencias y talleres impartidos por Raquel Bada (Bamba editorial), la propia Andrea Mateos, Carmen Hache y Patricia Osuna (Greta Libros con Garbo); e incluso una sesión de mindfulness.
El broche de oro del evento fue un networking literario.
Casi puedo oler ese café desde aquí, a más de seiscientos kilómetros, oteando por las redes todo lo que se cuece en un evento al que me quema no haber podido asistir. Y aún sin esa ventana virtual, soy capaz de visualizar a esas cuatro mujeres (empoderadas, dueñas de sí mismas e inspiradoras) delante de un proyector hablando con fuerza y seguridad a un auditorio deseoso de absorber sus vivencias y conocimientos.
Todas y cada una de ellas han desfilado delante de una pantalla en la que han volcado sus experiencias compartiéndolas con otras mujeres con las que comparten un mismo amor: la literatura de calidad.
Personalmente, quería hacer hincapié en el taller impartido por Andrea Mateos, titulado «Taller de escritura de la idea al papel».
En una de las diapositivas que integraban su presentación incluyó una cita de Virginia Woolf en carta a un poeta joven:
«Escribe todas las bobadas que se te ocurran. (…) fluye a borbotones, retoza, libera la rabia, el amor, la sátira con cualquier palabra que puedas atrapar, forzar o crear, en cualquier metro, prosa, poesía o galimatías que tengas a mano. Así aprenderás a escribir».
Posteriormente, usando flores (la naturaleza como origen primigenio de los papeles de los libros que deseamos escribir); memoria (los recuerdos embriagan las palabras que escribimos y los textos que resultan de su baile) y tejidos (como símbolo del concepto de colectividad, dado que el tejido es un conjunto de hilos que tienen un propósito social) se ha realizado una práctica creativa. Sobre una cartulina pegaremos un sobre, continente de la totalidad de materiales y documentos necesarios para la historia a la que vamos a dar forma. Al otro lado de la misma cartulina, se realiza un moodboard, que incluya parte gráfica y escrita, todo ello en base al tema principal a abordar en la historia.
Terminado este trabajo, esta lámina será la fuente inspiración de un futuro libro.
Imágenes cedidas por las @lasasilvestradas.