Se acerca una de las citas más importantes para el deporte internacional, Los Juegos Olímpicos 2024, los cuales, se celebrarán en París entre el 26 de julio y 11 de agosto.
Era necesario salientar este gran acontecimiento, y es que una danza pura, una de las siete artes, es ahora considerada deporte olímpico. ¿De qué danza estamos hablando? Del llamado popularmente break dance o breaking.
Hemos visto a lo largo de 120 años de historia de Los Juegos Olímpicos cómo la danza ocupaba cada vez un hueco más importante en disciplinas como el patinaje artístico o la gimnasia rítmica, donde por ejemplo, se combina la gimnasia con ballet y otras danzas.
El break dance comenzó en la década de los años 70 de la mano de la cultura del hip-hop, considerado este último: estilo musical, y además, danza. Estamos hablando de una disciplina puramente artística ahora convertida en deporte. Un comportamiento inusual por parte del COI (Comité Olímpico Internacional) que, en el año 2017, abrió un plazo de solicitudes y propuestas para considerar los beneficios e inconvenientes de la inclusión de nuevos deportes.
Con esta inclusión entendemos que el COI pretende captar la atención de las nuevas generaciones, a la vez que ganar poder mediático, y muy probablemente, la caza de nuevas marcas y empresas patrocinadoras. Conseguir un programa acorde a la sociedad actual.
Esta ventana abierta por parte del principal organismo de los JJ.OO autoriza a que este año en París podamos disfrutar del break dance, por fin, después de más de 50 años de historia, en unos Juegos Olímpicos, y como la ÚNICA disciplina olímpica nueva.
Toca agradecer a todas y cada una de esas generaciones de Breakers o B-Boys y B-Girls que han ayudado con su práctica, lucha y difusión a que esta disciplina artística (y ahora también deporte) esté obteniendo poco a poco el reconocimiento que se merece, y por lo tanto, se espera, una mayor ayuda y fomentación de su práctica por parte de las instituciones.
¿Qué opinas de la inclusión de nuevos deportes?, ¿y del Break Dance?
Fotografía portada: Pawel Janiak