Diseñar pensando en crear un impacto social y al mismo tiempo en el impacto medioambiental, en la huella que dejamos, es de las cosas más notorias de este proyecto.
El Eco del Silencio, que así es como se llama el proyecto creado por el estudio creativo guus-lab, fundado por Ana Príncipe y Paulino Poveda, es una experiencia inmersiva con el objetivo de sumergir completamente a las personas que lo visitan en un momento de pausa y reflexión.
La instalación busca redefinir conceptos, romper fronteras y buscar nuevas formas de conexión con el espacio y otras personas.
“Un refugio para la introspección en medio de un entorno vibrante y activo”, así lo definen.
El Eco del Silencio no sólo tiene un atractivo visual, que también; su arquitectura y su emplazamiento, transformando el jardín edénico del Convento de las Siervas de Jesús, en Tortosa (Tarragona) en un oasis de calma lo demuestra.
La inspiración llegó a través del concepto japonés de “ma” -ese espacio entre los elementos que otorga un significado y profundidad a todo lo que nos rodea- para que cada visitante experimente la intensidad del silencio. Huyendo del concepto normalizado del silencio como ausencia, se reinventa como una presencia activa: “una pausa que invita a un viaje interior y al descubrimiento personal.”
La instalación El Eco del Silencio se estructura en varios componentes que conducen al visitante a través de un recorrido sensorial y emocional.
Artefacto I – Arcos de Silencio Individual
Este es el primer paso en el viaje, una pausa personal que permite desconectarse del bullicio exterior y conectarse consigo mismo. Los conductos de ventilación en arco actúan como portales hacia un mundo interior. Al introducir la cabeza, el sonido exterior se desvanece, ofreciendo un “ma” personal, donde el silencio se siente intensamente personal y profundo.
Artefactos II & III – El Flujo del Silencio Colectivo
Tras el silencio individual, los visitantes encuentran bancos fluidos para compartir el silencio con otros. Estos elementos simbolizan la transición del silencio individual al colectivo, a un “ma” compartido. La forma fluida de los bancos representa el flujo natural de las conversaciones silenciosas, donde las palabras no son necesarias para sentir la presencia del otro.
La Luz de la Introspección
La luz que emana de la luminaria no solo ilumina el espacio físico, sino que también simboliza la iluminación interior. En el contexto del silencio, la luz representa la claridad y la introspección que se pueden alcanzar en un momento de calma. Es una luz que guía y que intensifica la experiencia del silencio, creando un ambiente sereno y contemplativo.
El Oasis del Silencio Vivo
Las plantas representan la vida que florece en el silencio. En el silencio, no solo encontramos paz, sino también un espacio fértil para el crecimiento interior. Las jardineras llenas de plantas absorben el ruido ambiente, intensificando el silencio a través de su presencia natural y sus propiedades acústicas. Unidas a la abundante flora del jardín, simbolizan el poder regenerador del silencio y la conexión con la naturaleza.
Además unos códigos QR permiten acceder a contenidos digitales ampliando el impacto emocional del recorrido. En ellos se pueden encontrar desde textos que profundizan en el significado del silencio o música y sonidos como efecto disruptor.
En cuanto al impacto medioambiental, la instalación El Eco del Silencio tiene un carácter sostenible ya que los conductos de ventilación utilizados en ella fueron diseñados para ser reutilizados, estos “guuusanos”, como Ana y Paulino de guus-laab los definen, podrán ser utilizados como piezas de mobiliario urbano. Sus diseños están pensados para prolongarse en el tiempo y espacio, creciendo en lo urbano y adaptándose a él.
Foto: Natalia Vaquero