El pasado 1 de Junio se estrenó en España en la plataforma de Disney + la serie titulada Sisí, una nueva versión de la biografía de Isabel de Baviera, más conocida como Sissi, emperatriz de Austria y Hungría.

Lo que pocos saben es que el sobrenombre de Sissi fue fruto del marketing.

El personaje de Elisabeth Amelie Eugenie Herzogin in Bayern ha sido objeto de múltiples documentales, adaptaciones cinematográficas, libros biográficos y más novelescos o mini series. Esta última adaptación de seis capítulos narra la historia de Sissi desde su enamoramiento y posterior matrimonio con su primo Francisco José I, emperador de Austria y posteriormente rey de Hungría, hasta la muerte de su primogénita, la archiduquesa Sofía, a los dos años de edad.

Lisi, mote cariñoso por el que era conocida en el ámbito familiar nació en el seno de una familia poco corriente para la época. Su padre, Maximiliano de Baviera, más conocido con el simple nombre de Max, era un hombre liberal, bohemio y de carácter bastante excéntrico. Eran populares sus tertulias con su círculo de amigos, artistas y escritores de la bohemia, reuniones en las que tanto se podía leer poesía o discutir acaloradamente de política, todo ello bañado con cerveza bávara.

Su madre, a pesar de ser tía carnal del emperador, vestía de manera informal para ser una dama de la aristocracia y crió ella misma a sus ocho hijos.

Su niñez y adolescencia la pasó en el campo, en un palacio a las orillas del lago Stanberg llamado Possenhofen, en plena naturaleza, entre animales y con normas laxas lo que provocaría su inadaptación a las rígidas normas de la corte cuando se convirtió en emperatriz de Austria a los dieciséis años de edad.

Dicen que fue amor a primera vista y aunque la primogénita, Elena – apodada Nené- había sido educada para portar la corona, Francisco José se enfrentó a su madre por primera vez para desposar a Isabel y convertirla en su esposa el día 24 de abril de 1854.

Retrato oficial de Isabel de Baviera

La educación recibida y su carácter libre y díscolo provocan choques con su suegra y sentimientos de prisionera en la jaula más grande y brillante de la pomposa corte. La libertad de la que disponía en Possi ahora ha tornado en paseos con doncellas, vigilancia por parte de los soldados, y la soledad en sus estancias dado que su esposo se encuentra durante la jornada atendiendo a sus deberes políticos.

El intento de independencia de Hungría del imperio austríaco es uno de los principales problemas de la época y posteriormente el conflicto bélico con el ejército francés de Napoleón III.

Si las películas protagonizadas por Romy Schneider y estrenadas en la década de los cincuenta muestran un cuento de hadas romántico y poco realista, con un Francisco José que sólo ama a su esposa y que narra como únicos hechos dramáticos su vida en la fría corte y la enfermedad de la emperatriz que la obliga a retirarse a Corfú por prescripción médica (El destino de Sissi, la última de la trilogía) obviando la muerte de Sofía, la primera hija del matrimonio, que según su biografía es temporalmente previa.

Por su parte, la reciente producción protagonizada por Dominique Devenport asimila la vida de la emperatriz decimonónica a la vivida por Diana Spencer dos siglos después contando su historia desde la óptica feminista actual, sin tabúes, lo cual queda patente desde el primer segundo del capítulo piloto que muestra en escena a la adolescente Sisi masturbándose en su cama.

Francisco José, encarnado por Jannik Schümann, a pesar de mostrarse enamorado de su mujer –algo inusual en los matrimonios de la época producto generalmente de intereses económicos y políticos– muestra su gusto por los burdeles y mujeres conocedoras y practicantes de las artes amatorias.

El sexo es una temática constante. Primero, como ya se ha hecho constar como práctica sexual consigo misma (en la escena incluso habla con su hermana Elena de dichas prácticas en la mesa en presencia de sus padres a través de eufemismos lo que choca primero por la personalidad que siempre ha caracterizado a la primogénita de Max y Ludovica y para la época); y luego buscando satisfacer a su esposo en la cama, para que solicita consejo a una prostituta (aunque no hay pruebas de ello, si que se dice que le animó a buscarse a una amante ya que ella se ausentaba largas temporadas de la corte y del país).

Sin dejar la perspectiva de la normativa actual de violencia contra la mujer, el momento de consumación del matrimonio en la noche de bodas por parte de los recién casados, constituye una alabanza a la mujer. Francisco José, lejos de presionar a su joven y virginal esposa a cumplir con el deber entre las sábanas –y con el resto de la corte con las orejas pegadas a todas las puertas de la alcoba– se acuesta a su lado y la deja reposar de la cansada y dilatada jornada del connubio. Por la mañana, sabedor de que inspeccionarán el embozo en busca de señales del acto marital se hace un corte en la palma de la mano.

Este gesto caballeroso que debería ser pero no se daba –por lo general– en los matrimonios de conveniencia que eran lo habitual en la realeza de la época es romántico pero al fin y al cabo una quimera.

Sin embargo, la tentativa del vil acto de estupro (sin llegar a culminar) si se da con otra dama de más baja estirpe.

Si bien es una versión interesante de como habría sido Isabel de Baviera si hubiese sido una mujer de este siglo, abstraer al personaje del contexto histórico en el que realmente desarrolló sus vivencias ¿no disipa lo que para aquella época significó?

Siempre se ha dicho que era una mujer adelantada a su época, como lo fueron otras mujeres de la historia en sus propios tiempos, rebelándose contra el status quo establecido en la época que les tocó vivir, como por ejemplo Virginia Wolf (lee el artículo sobre ella AQUI).

Montaba a caballo y las prácticas circenses. Hacía ejercicio y de hecho construyó un gimnasio en palacio con diferentes aparatos.

Era influyente, en la sociedad y en política. Aun cuando no era posible que asistiese a los consejos con su esposo, si es cierto que fue clave en la paz con Hungría, país del que conocía costumbres e idioma y que amaba casi más que a su propia patria. Consta en varios de los textos que en su visita al país mandó confeccionar a su diseñador en París un vestido engalanado con los colores de la bandera. Además, posteriormente se rodeó de varias personas de esta nacionalidad, entre ellas Ida, su doncella principal y quien estaba con ella en el momento en que fue asesinada; y el conde Gyula Andrássy, condenado a muerte por su esposo y posteriormente amnistiado, del cual llegaron a decir que era su amante. Sin embargo, resulta poco creíble que (ATENCION SPOILER) irrumpiese en una reunión entre Francisco José I y Napoleón III.

Sisi acudiendo a la fiesta en Hungría con un vestido con los colores de la bandera húngara. Imagen de la nueva serie Sisi.

La relación entre suegra y nuera –a las que a su vez unía lazos familiares de tía y sobrina –en la trilogía de Ernst Mariscka se muestra como la lucha de dos mujeres: la primera, la de más edad, autoritaria, conocedora y mártir del deber, fiel a las costumbres y la joven rebelde, soñadora y poco realista. Obviamente, como ya se ha dicho, la educación de Isabel no estaba encaminada desde un principio al fin de convertirse en emperatriz del imperio austro-húngaro, lo cual crea tensiones con la madre de su esposo, quien velaba por la permanencia de su hijo en el poder a pesar de las condiciones adversas que le habían tocado vivir.

En esta nueva versión se edulcora esta relación hasta el extremo que es la joven Isabel la que le solicita permiso a su tía para poder casarse con Francisco José.

Pero, en este interés por demostrar la sororidad de dos mujeres que buscan el éxito del mismo hombre, llama la atención la mezcla de rabia y envidia que se ha demostrado en el personaje de Nené contra su hermana por el amor del emperador y la ambición de alcanzar la corona.

Literariamente, hemos podido hojear y estudiar de manera minuciosa, como parte de la investigación del presente artículo el libro de Reinas Malditas, de Cristina Morató que hace referencia en su primer epígrafe al ilustre personaje. La biografía de la asturiana Ángeles Caso titulada Elizabeth, emperatriz de Austria y el escrito por su descendiente Catalina de Habsburgo, La maldición de Sissi, una novela epistolar en la que se muestra a una Isabel real a través de la correspondencia de la dama de compañía húngara a la hermana de esta.

Imagen de portada de la biografía de Ángeles Caso.

Personalmente, recomendamos el prólogo que inicia esta última obra, redactado por Rodolfo de Habsburgo , Archiduque de Austria y padre de la autora.

Más recientemente ha sido publicado por Ana Polo Alonso Sissi, la verdadera historia de Elizabeth, emperatriz de Austria y reina de Hungría.

En conclusión, lo que si se extrae de todas las obras relacionadas en este artículo como factor en común es que el emperador de Austria se casó por amor y lloró hasta el día de su muerte a la denominada emperatriz errante que hoy –correcta o incorrectamente– se ha convertido en mito.

Elizabeth es asesinada por el estilete de Luigi Lucheni en Ginebra

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