La sociedad va cada vez a un ritmo más frenético y en general somos runners principiantes. Algunos no sabemos ni como mantener una respiración constante en medio de los vaivenes y sube y baja de la vida.
Estamos en una cinta de correr a toda potencia y no llegamos al botón de stop.
Y lo peor es que no tenemos límite para esa parada.
Todo va antes que el descanso. El trabajo para llegar a fin de mes o simplemente para mantenerlo. La familia y amigos porque te han enseñado que tienes que estar por y para todos. No, voy a aplazar ir al supermercado porque no me da tiempo es más rápido un plato de cocina precalentada o algo rápido al salir del trabajo. Mañana empiezo esa rutina de ejercicios que me han recomendado y que constituyen uno de mis propósitos de año nuevo.

¿Cuantos propuestos y cuantos ya renunciados?
Nos enseñan a dar y dar pero para todos menos para nosotros mismos.

‌Y es entonces cuando no eres tú quien dice basta, sino que tú cuerpo habla por ‌ti.

Descansar mal, dolores que antes no existían, agotamiento crónico, imposibilidad de concentración…
¿Quién no se siente reflejado en alguno de estos síntomas?

La fábula de Esopo es una buena muestra de que todos los órganos son importantes para una vida duradera y con calidad. En ella el filósofo griego ilustra una conversación que comienza el estómago quejándose porque el es el que más trabaja y amenazando con hacer huelga. El resto de órganos que tienen la misma opinión sobre la función que realizan también hablan, enzarzándose en una pelea dialéctica sobre qué órgano es el más importante.

Finalmente, todos deciden dejar de funcionar.

Y el hombre muere.

Distintas terapias de la medicina alternativa como la reflexología (de la que se han encontrado archivos en la China milenaria o el antiguo Egipto) se basa en que todo el cuerpo tiene su reflejo en la planta de los pies de manera que aplicando presión en determinados puntos se estimula la energía y se descargan bloqueos que causan el dolor. Otras técnicas como la acupuntura y la kinestesia (de más reciente llegada a nuestro país) de la misma base y en busca de la sanación de la manera omeopática van en la misma dirección.

Esta última terapia de origen natural, consiste en una evaluación de la respuesta de los músculos con el objetivo de detectar desequilibrios existentes en el organismo para la prevención de trastornos tratando de corregirlos o aliviar o curar mediante la prescripción de la medicación más adecuada para el paciente.

Sea cual sea la técnica utilizada para mitigar los dolores lo que está claro es que lo difícil en la actualidad es convertirnos en nuestra propia y primera prioridad, aceptar que en un momento dado queremos hacer tantas cosas a la vez por miedo a no alcanzar las metas que descuidamos la maquinaria que nos hace levantarnos día a día y sin la cual nada de lo que queremos alcanzar sería posible.

Prevenir en los síntomas iniciales es fundamental. Aplicar los consejos médicos o del especialista en cuestión es fundamental.

Y la aptitud ante la enfermedad en el caso de desarrollo de la misma es más que fundamental.

Obviamente, los avances médicos en tratamientos son importantes así como una mayor inversión en investigación de dolencias ya existentes o futuras; pero está comprobado que la positividad durante el tratamiento es vital.

Otro factor íntimamente relacionado con el tema que nos ocupa es la alimentación, que sumada al estrés es absolutamente contraproducente para enfermedades tales como el colon irritable, la enfermedad de crohn o las intolerancias alimenticias.

La celeridad vertiginosa en el transcurso de las veinticuatro horas del día en la que queremos condensar un sinfín de tareas como si no existiese tiempo suficiente, la escasa conciliación familiar y el aprovechamiento en el campo laboral del miedo y de la crisis actual consecuencian malos hábitos alimenticios -comidas a deshoras, platos de cocina precalentada, rapidez en la ingesta y a veces en posición incorrecta- con malas digestiones y problemas estomacales y otras dolencias.

Es la pescadilla que se muerde la cola.

Y es que la sociedad en la que ahora vivimos nos exige demasiadas personalidades: la personificación del empleado del día, del mes y del año; la personificación del buen progenitor; la personificación del deportista y del que ama el medio ambiente; la personificación del buen samaritano, del mejor amigo; la personificación del cuidador, del amante; la personificación de la belleza, de la atención y la personificación del buen humor constante…

Trastorno de personalidad múltiple pero sin que podamos quejarnos porque en este caso no es una enfermedad, sino una elección y una forma -insana- de vivir.

Y el tiempo a dedicar al ego se desvanece…

Hay momentos en los que hay que parar y no poner parches sino sanar el corazón y el alma para poder seguir adelante.

Deberíamos incluir en la carta de derechos fundamentales, junto con el de trabajo y vivienda digna, derecho a la salud mental a un «polvo» matutino diario, a tiempo de calidad con familia, pareja y amigos.

Imagen Javier antepazo @rutile_and_figarete

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